sábado, 14 de mayo de 2011

bleu

Claridad, profundidad, calidad. Y los ojos hechos de una noche oscura en la que uno no sabe con que se va a encontrar, que da algo de miedo pero mucha curiosidad. De a poco vamos descubriendo el lugar.

En el norte, los resortes caídos, parados, se mueven, son oscuros, son suaves y bailan en un fondo cuadriculado que sigue la continuidad de los colores.

El suelo es tan claro que casi puedo ver tu interior. Es tan blando que puedo rebotaren él, puedo hundirme en él, sin miedo, sigo sin saber que es lo que va a pasar, pero igual, sin miedo.

Ahora caídos en un pozo con una sustancia liquida plateada que nos lleva muy rápidamente a la parte central, la sustancia se congela súbitamente y ahora podemos partirla en pedacitos y guardarla de recuerdo.

Acá navegamos por un río mas tranquilo, algo cálido podría decirse, aunque en realidad todavía estamos azules. El aire se condensa y mi piel de naranja (o posiblemente mandarina) se quiebra y se cae formando una montaña en la que después de varios intentos por fin pude saltar sobre ella, casi rompiéndome el coxis por mi falta de equilibrio. Y ahora caigo por el otro lado, feliz por la libertad de que mi cuerpo pueda no tocar nada, pero insegura de que el suelo que sostengan mis pies próximamente sea firme. Entonces se abre una nueva duda en mi cabeza: ¿De verdad estoy explorando tu mente o todavía sigo metida en la mía?

Todavía no encuentro el tesoro que se esconde en este río, la próxima sera una visita guiada, pero me quedo con la tranquilidad de saber que a este mundo lo envuelve una gran y cálida sonrisa, confianza.

Nada es literal. No es necesario entender.

1 comentario:

No te reprimas, exprimi tu mente...